
En el último tiempo, Uruguay se ha convertido en una opción llamativa para migrantes de alto poder adquisitivo por los beneficios tributarios que ofrece y otros aspectos que tiene a su favor. La consulta de argentinos aumentó considerablemente para obtener la residencia fiscal y por la flexibilización de la misma que se aprobó unos meses atrás.
También el país celeste brinda una mejor calidad de vida, seguridad jurídica, estabilidad política y un buen control de la pandemia del coronavirus (COVID-19) en relación con otras naciones de la región, situación que ha provocado que las miradas se posen en él de manera satisfactoria.
El presidente Luis Lacalle Pou, a poco tiempo de asumir su mandato, recalcó su intención de recibir a extranjeros con grandes patrimonios para que se radicaran e instalaran con sus empresas, con el fin de beneficiar la economía uruguaya y a su vez, extender una mano a quienes decidan favorecerse con este decreto que se materializó en julio de este año.
Según estudios jurídicos especialistas en asuntos tributarios, las consultas hechas por argentinos incrementaron rápidamente a propósito de dos nuevas posibilidades que se implementaron para conseguir la residencia fiscal.
Nuevas posibilidades
La primera de ellas, es la compra de un inmueble por al menos 380.000 dólares y la permanencia de la persona en Uruguay con un mínimo de 60 días al año. Considerando que anteriormente, esta ley exigía la adquisición de una propiedad con un valor de USD 1,7 millones.
En segundo lugar está la participación en una empresa por más de USD 1,6 millones y que la misma genere unos 15 puestos de trabajo directos. Mientras que antes se pedían 5,3 millones de dólares.
Proyecto “Tax Holiday”
El gobierno de Lacalle Pou envió al Parlamento un proyecto de ley que pretende extender el “Tax Holiday”, de cinco a 10 años, siendo este el período que no se tributa sobre las rentas obtenidas en el exterior.
El abogado César Litvin, profesor titular de Impuestos de la Universidad de Buenos Aires (UBA) expresó que la República Oriental no grava algunos activos y dijo que “aquel que tiene 10 millones de dólares en el exterior va a pagar 225.000 dólares anuales y si se muda a Uruguay sobre esos activos no paga un peso”.
Por su parte, expertos en el tema aseguran que no es fácil tomar esta decisión, pues se corre el riesgo de caer en una “doble tributación” en ambos países. Consideran que las nuevas posibilidades benefician a los empresarios que buscan realmente asumir los cambios en pro de mejorar sus condiciones actuales.
Argentina vs. Uruguay
Luego de las primeras declaraciones de Lacalle Pou en materia fiscal, el presidente de la vecina Argentina, Alberto Fernández se pronunció en enero del presente año en contra de estas intenciones que hoy ya son un hecho, ya que el mandatario manifestó su preocupación sobre esta propuesta que calificó como un retroceso.
“Sin ánimo de involucrarme en las decisiones de otro país –y Luis (Lacalle Pou) sabe con el respeto que lo digo– tengo la impresión de que a Uruguay le costó tanto salir de ese mote de paraíso fiscal que volver a caer en eso no es una buena noticia”, dijo Fernández.
El gancho del COVID-19
El trato que se le ha dado a la pandemia en Uruguay se convirtió en el gancho para que los extranjeros se decidan a radicarse e invertir en la nación suramericana, o por lo menos a realizar consultas al respecto. Más allá de ofrecer oportunidades económicas, brinda la posibilidad de tener mejoras en la calidad de vida.
El confinamiento para los uruguayos no es obligatorio, lo que habla de una conciencia cívica ejemplar y buenas medidas sanitarias y políticas. Al momento, Uruguay registró menos de 2.200 casos, 1.862 recuperados, 48 muertos y 245 personas que cursan la enfermedad.